Aprovecho este espacio para invitarlos a unir esfuerzos, a reflexionar que el trabajo con el individuo es de una gran responsabilidad.
Contribuye con tu granito de arena, siembra para después cosechar.
Has lo que consideres necesario para contribuir al desarrollo de los jóvenes que hoy tienes en tus manos... para tu tutorado lo que hagas tendrá sentido.
Monica Ruiz Rodríguez
Una mañana, después de una tormenta, un hombre paseaba por la playa.
La tormenta había arrastrado a cientos de estrellas de mar a la costa, que ahora estaban varadas, sin posibilidad de volver.
Allí vio un joven agachándose a recoger las estrellas y lanzándolas con fuerza hacia el mar.
El hombre se acercó y le dijo:
“Es inútil que te esfuerces; la marea está bajando y pronto todas morirán bajo el sol; hay cientos, quizás miles de estrellas tiradas en la playa ¿qué diferencia supondrá que salves unas cuantas?”
Y el joven agarró una del suelo y antes de lanzarla al mar respondió:
“Para esta… sí que existe una diferencia”.
La tormenta había arrastrado a cientos de estrellas de mar a la costa, que ahora estaban varadas, sin posibilidad de volver.
Allí vio un joven agachándose a recoger las estrellas y lanzándolas con fuerza hacia el mar.
El hombre se acercó y le dijo:
“Es inútil que te esfuerces; la marea está bajando y pronto todas morirán bajo el sol; hay cientos, quizás miles de estrellas tiradas en la playa ¿qué diferencia supondrá que salves unas cuantas?”
Y el joven agarró una del suelo y antes de lanzarla al mar respondió:
“Para esta… sí que existe una diferencia”.